Sin visado por el mundo

14 octubre 2006

La bestia

Al dia siguiente del episodio de la cosa que se movia en la basura, cuando llegue a casa, Sergio ya estaba. En cuanto entro, sabia por su sonrisa burlona que habia estado riendose un rato de mi. Lo primero que hice fue preguntarle que que era: "Nada". Como que nada?! De verdad, yo oi algo, en serio!! "No, no, imaginaciones tuyas", me dice, sonriendo de medio lado... conteniendo una carcajada. "Me tendrias que haber visto esta manana", me dice, "con la escoba y un cazo en la cabeza". No, no te he visto, pero te he oido, pienso. Bueno, pues dejemoslo ahi. Imaginaciones mias.

Esa noche, sentada sola en la cocina escribiendo en mi diario de viaje, ruido otra vez. Pensando ya que era del piso de arriba o algo, alejando el pensamiento de que teniamos nuevo inquilino en la basura, continuo a lo mio. Imaginaciones mias, me repito, imaginaciones mias.

Los dias que siguieron a la noche esa, la juerga que ha tenido Sergio conmigo ha sido fina. "La bestia", me decia mientras sonreia dulcemente. Ja-ja-ja, que gracioso, majete. O cuando iba a abrir la puerta del armario de la basura, me decia "ssshhhh... no despiertes a la bestia".

Pues nada, asi he pasado unos dias, hasta ayer. AYER. Yo sola (como no, estas cosas nunca pasan cuando hay testigos delante), llego de la calle y decido hacer limpieza de papeles de bolso. Me pongo en la cocina tan pancha y, cuando termino, abro la famosa puerta para tirar el burrunyo de tarjetas y publicidad de tenia guardado. Escapando por un borde de la basura HABIA UN RATON! "Toma, toma, Sergio Belli. Toma". Partiendome de risa y pensando en mi triunfo, me dispongo a escribirle una nota a mi companero contandole mi descubrimiento. A la mitad de frase, la puerta de la calle. Sergio. Se me acerca con cara de "voy a saludar a quien sea que este en casa contigo" (yo seguia riendome) y cuando ve que no hay nadie, se me queda con cara de incredulo, pensando que me ha dejado tocada lo de los ruidos.

Cuando consigo reponerme del ataque de risa, le cuento lo que ha pasado. Maldiciendo en italiano, coge la escoba, un trapo, el recogedor... "Pero no lo mates". Otra vez me mira incredulo. Intento poner cara de pena mientras en mis labios sigue la risa floja. "Vale, esta bien, nada de muertes. Solo le mostramos el camino", dice senalando la vantana con el recogedor. Acordandose de toda la familia del pobre roedor en un latin vulgar, empieza a dar bandazos con la escoba. Como no ve nada, se empieza a desesperar mientras yo me voy a mi cuarto a por la camara. Hay que inmortalizar el momento. Para la posteridad.

Al final, y resumiendo, no encontramos al raton y no tenemos ni idea de por donde ha llegado ni de por donde se ha podido ir. No hay agujeros por ningun lado ni nada. "Vamos a comprar tampas". "No, mister, yo por ahi no paso". Asi que asi se ha quedado el asunto: con el raton en el armario y la basura en otro punto de la cocina. Solucionado.

1 Comments:

  • Niña, ya sé que suena muy bucólico eso de dejar a los animalitos vivir en paz; pero te recuerdo que en las ciudades los roedores (sean adorables ratoncitos o asquerosas ratas) transmiten enfermedades. Yo que tú no jugaría con esas cosas -- seguro que no tienes el más mínimo problema con matar una cucharacha, y en una ciudad es más o menos lo mismo.

    By Anonymous Anónimo, at 5:25 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home