Sergio Belli

Ya se ha ido mi madre de vuelta a Espana y me he quedado solita de verdad. Hoy he entrado por fin en mi piso. La propietaria me ha dado la llave y me ha dicho: 'Hala, carril'. Un tanto comida por dentro por unos ligeros nervios he abierto la puerta y me he encontrado con un saloncito sembrado de zapatos, zapatillas y demas calzados, una chaqueta de traje y una corbata tiradas encima de un escritorio y mierda, mucha mierda.

En la pared habia muchas fotos, todas de Sergio ( mi companero) con su padre y un amigo/novio/hermano. Me inclino por novio. El no estaba y me he ido directamente a mi habitacion. Tiene una cama grande (de 1,20 cm), un armario empotrado con 200.000 perchas y una balda larga, un radiador y una ventana pequenita que da al patio. Luz, lo que se dice luz, tiene en torno a cero pero, bueno, para mes y medio es un mal menor. Las sabanas que me he traido son de cama individual, asi que las he estirado todo lo que he podido y han quedado mas o menos justitas.

Mi madre se ha empenado en 'darle un fregao' discreto, pero es que la verdad es que habia churretes de mierdecilla por todos los rincones. Nos hemos hecho con un par de guantes de goma, bayeta y jabon, y a saco. Cocina, bano, habitacion... todo mucho mas limpito, pero sin que fuese cantoso que pensamos que es un guarro de narices. Lo justo solamente.

Nos hemos ido a comprar algo para desayunar y para cenar, una manta (Abdullah, no sabes lo que me he acordado de ti!!), una almohada (la china no se estira nada y no me da ni los buenos dias la tia) y un jarron para mis flores. Me he comprado un ramo de margaritas en una tienda de la esquina y con alguna cosilla mas (como una cajita que me compre en una tiendecita tibetana del SoHo el otro dia), le he dado el toque personal a mi cuarto.

He acompanado a mi madre hasta medio camino del aeropuerto y me he vuelto, con muchas ganas de conocer por fin a Sergio, pero dandole vueltas por si era lo peor. Me he sentido un poco Bridget Jones, la verdad: lo primero que ha visto de mi ha sido mi absoluta inutilidad intentando abrir la puerta. El tio habia cerrado un candado por dentro y mi llave no podia abrirla, asi que he estado batallando con la cerradura unos 3 minutos hasta que (pensando ya que me quedaba unas horas en la calle hasta que llegase) se me ha ocurrido llamar con los nudillos y he oido unos pasos que se acercban a la puerta.

Lo primero que ha hecho ha sido diculparse por el desastre (ahora ya estaba todo recogido), pero es que la chinorri no le habia dicho nada de que iba a llegar hoy. Es alto, moreno y parece majo. Me ha preguntado algunas cosas y me ha dicho que le pillaba saliendo al gimnasio, asi que he aprovechado para cenar a mi aire y aqui estoy, en el Starbucks de al lado de mi casa. Trabaja todo el dia, por lo que no nos vamos a ver demasiado. Ah, y eso de que tiene 26 anyos... ya le gustaria, para mi que los treinta ya no los cumple.